Por Valeria Duarte
¿Estás de acuerdo con el manejo del dinero en pareja? ¿Coincides con tu par en la forma de gastar el dinero? o al contrario ¿discuten constantemente por cómo administran los recursos? ¿Alguno de los dos esconde compras o gastos al otro? ¿Sientes que están desalineados en su proyecto de vida?
Las diferencias en el uso del dinero es uno de los principales motivos de ruptura en las relaciones estables, un problema que veo en mis pacientes de terapia de pareja constantemente.
Dinero en pareja: todo inicia con la comunicación
Es vital tener conversaciones sobre el dinero en pareja. En las culturas latinas el dinero suele ser un tema tabú. Muchas personas creen que es de mala educación o un atrevimiento preguntar cuánto ganas, dónde o por qué inviertes y qué tienes pensado para tu plan de jubilación.
En otros casos, las personas sencillamente van viviendo el día a día sin planificar sus cuentas, jubilación, ahorros o fondos para situaciones imprevistas (enfermedad, despido, quiebra del negocio, etc.).
Por este motivo, tener conversaciones en pareja sobre el uso que queremos darle a nuestro dinero debería ser un tema a discutir desde el inicio del vínculo. No podemos esperar que haya estallado una crisis en la relación para comenzar a hablar de dinero en pareja. Eso sería como empezar a tomar clases de natación en medio de un naufragio…
Lo más aconsejable es abrir espacios de diálogo para hablar de las personalidades financieras de ambos, el presupuesto familiar y la forma de organizarse al respecto.
¿Cómo hablar de dinero en pareja?
Es muy importante ir sumando buenas experiencias de diálogo y construcción de acuerdos. Tener una experiencia positiva, según nos enseña la psicología del aprendizaje, aumenta la posibilidad de que esta conducta se repita. Actúa como un premio o un refuerzo.
Es importante que haya un clima distendido y voluntad de construir, ceder algo para ganar algo. Te comparto algunas ideas para tu cita con el dinero en pareja:
- Hagan del encuentro un momento agradable.
- Pueden seleccionar con mimo una cafetería o bar especial.
- Si deciden quedarse en casa, pueden cuidar los elementos sutiles del entorno, como la casa ordenada, su infusión preferida, las cuentas a mano y su papelería favorita.
- Han de crear un lugar en sus agendas para esta cita.
- Hablen cuando estén de buen humor (no después de un día duro de trabajo, o de un viaje extenuante).
- Si alguno tuvo un contratiempo importante, pueden postergar la cita.
- Si tienen hijos, que estén durmiendo, al cuidado de otros o tranquilos para que los dejen hablar.
- Piensen en una frecuencia para estas citas con una periodicidad (mensual, quincenal): sugiero agendar, respetar y cuidar ese espacio.
- Hacerse conscientes de que esta charla es un tiempo y espacio sagrado donde se da forma a los sueños de los dos, como un equipo que va en la misma dirección.
Alinear los proyectos de vida
Cuando tenemos una pareja estable (supongamos monógama para hacer más fácil el ejemplo) tenemos amor, intimidad afectiva (confianza para contarnos y compartir todo nuestro mundo de emociones) y un proyecto de vida común.
En tal sentido, por proyecto de vida común entendemos: acuerdos sobre donde vivir, si en la ciudad o en el campo; si puede ser un departamento o casa; si queremos hijos o no, si necesitamos casarnos o hacernos pareja de hecho; si al tener hijos los dos queremos seguir trabajando o uno estará dedicado exclusivamente a ellos; si nos vamos a cuidar en una eventual enfermedad; si acogeremos padres enfermos en nuestra casa o pagamos el retiro en su vejez.
Toma en cuenta que incluso el hecho de mantener dos casas separadas y sólo juntarnos cuando nos apetece, puede ser un proyecto común; tener una pareja abierta es un proyecto conjunto (sino sería una imposición). Todo es cuestión de acuerdos y de conocernos a nosotros mismos.
Con la idea de alinear nuestro proyecto de vida, podemos adelantarnos a situaciones imprevistas o complicadas y decidir qué hacer si uno de los dos se queda sin trabajo o quiere dejar el buen trabajo que tiene para estudiar y empezar de cero en otro ámbito profesional. Conversar acerca de casos hipotéticos como: si la diferencia de ingresos fuera abismal ¿compartirías realmente todo lo que ingresas? ¿Estamos realmente jugando como un equipo?
Ya sabemos que hablar de esto no es nada “sexy”, pero es mejor hacerlo al inicio en vez de esperar que llegue el momento para comprobar que teníamos expectativas muy distintas y que ahora esta diferencia es insalvable.
Dos puntos extra a tener en cuenta
- Invitaciones: Procura que invitar no se convierta en una forma de controlar la situación o desbalancear el poder.
En algunas parejas donde uno tiene significativamente más dinero que la otra persona, es habitual que esta persona invite más, ya que de lo contrario quizás no podrían hacer casi nada. Es importante que esta invitación no sea una imposición y que entre ambos decidan los sitios a donde ir o las actividades e ir alternando entre los gustos de uno y del otro.
Recuerdo una terapia de pareja donde él tenía más dinero que ella. Aún vivían en distintas casas. Él solía invitarla al restaurante de la esquina al lado de su casa y no le apetecía hacer nada más, no había más opción. A ella le gustaba conocer sitios nuevos y a él le gustaba ir solamente a los lugares donde lo conocían.
Ella siempre tenía que trasladarse hasta la casa de él y cenar básicamente donde él quisiera. No suena muy linda la invitación, ¿no? ¿Estarías de acuerdo con eso de que “a caballo regalado no se le miran los dientes”? ¿Te valdría a ti en este caso? Procura que tener más dinero no signifique imponer tu voluntad porque eso terminará creando distancia entre los dos e invitar dejaría de ser el gesto bonito y cariñoso que esperamos.
- No esperar nada a cambio: El amor, la reciprocidad, las ganas de ayudarnos y de ver al otro bien en una pareja, es un básico que se da por supuesto para llamarnos pareja. Se sobreentiende que si el otro está en una dificultad le vamos a querer ayudar.
Si vas a invitar, debes estar muy segur@ que lo tomas como un dinero que no esperas devuelta de ninguna forma, ni monetaria ni en favores. Si invitas o regalas libremente tu dinero, es eso, un regalo. No regales para recibir de vuelta. Si das para recibir es más bien un préstamo, porque estás esperando su retorno (aunque no sea en dinero).
Una buena noticia
Compartir los mismos valores con tu pareja aumenta muchísimo la sensación de satisfacción con la relación. Si tenemos gustos y necesidades parecidas, será fácil y natural decidir qué uso le damos al dinero.
Las parejas con iguales valores, creencias y background cultural tienen una convivencia armoniosa sin sentir la necesidad de hacer esfuerzos para alcanzar acuerdos.