¿Qué tienen en común muchas de las personas más influyentes y exitosas del mundo, que cambian día a día la forma en que vivimos con sus innovaciones y descubrimientos? Tienen metas y objetivos muy claros.
No lo digo yo. Lo dice la ciencia.
Neuroplasticidad
Según recientes estudios del campo de las neurociencias, establecer objetivos y metas puede reestructurar las células de nuestro cerebro haciendo que nos volvamos más efectivos para alcanzarlas.
¿Cómo es esto? En palabras más o menos sencillas, la parte del cerebro que crea emoción (la amígdala) evalúa la importancia del objetivo para nosotros y la parte del cerebro que resuelve problemas (lóbulo frontal) define detalles de lo que implica esa meta. Ambos trabajan juntos para mantenernos enfocados y avanzar hacia situaciones y comportamientos que nos conducen a lograr ese objetivo, mientras que al mismo tiempo ignoran y evitan situaciones y comportamientos que no están alineados con este.
Esta capacidad de reestructurarse del cerebro se denomina neuroplasticidad y puede conducirnos a optimizar nuestro comportamiento para cumplir los objetivos que nos propongamos.
Planificar objetivos
No soy experta en neurociencias, pero sí en planificación. Y, con una base científica que me avala, puedo decirles que establecerse metas de cualquier tipo, por más pequeñas que sean, puede llevarlos a cumplir sus sueños.
Ya sean objetivos personales, financieros, familiares, laborales, o cualquier otro, alcanzarlos puede ser un gran refuerzo para el autoestima y una motivación e impulso para lograr metas aun más grandes en el largo plazo. Por eso es importante planificarlos.
Es común que establecer objetivos de miedo o ansiedad, porque implica enfrentarnos con nuestros verdaderos deseos, aquello que nos hace felices, nuestra ilusión de futuro. Y, en el mundo veloz e inmediato en el que vivimos, pocas veces frenamos a pensar seriamente en eso, sobre todo si se trata de objetivos a largo plazo.
Sin embargo, hay un tip que podemos tomar para empezar en el camino de planificación de objetivos sin morir en el intento…
Establecer pequeños objetivos
¿De qué se trata? De establecer pequeños objetivos. Pueden ser diarios, semanales o hasta mensuales, que puedan cumplirse sin demasiado esfuerzo, pero que estén alineados con objetivos mayores o a un plazo más largo.
Por ejemplo: si mi objetivo financiero es comprar un auto de 10.000 us$ en 5 años, voy a dividirlo en 60 pequeños objetivos a cumplir mes a mes. En lugar de que mi objetivo sea ahorrar 10.000 us$ para alcanzarlo, voy a establecer 60 pequeños objetivos, los siguientes 60 meses, en los que me propongo ahorrar 167 us$ en cada uno de ellos (y si lo invertimos, mejor!).
Así, va a ser más probable que nos mantengamos motivados para cumplirlo, podremos practicar la constancia y los buenos hábitos y ver resultados positivos a corto plazo, lo que refuerza la voluntad de lograrlos también en el largo plazo.
Si bien es una buena idea dividir las metas más grandes en pequeños objetivos, tenemos que intentar ser realistas acerca de cuántas podemos lograr. Esto es muy importante para no frustrarnos en el proceso y sin ninguna necesidad.
Recuerden: mejor es ir lento, pero seguro.
En lugar de concentrarnos en todas las metas a la vez, es preferible concentrarnos en algunas cada pocas semanas o meses.
Ahora que ya saben que la ciencia y la planificación están de su lado, ¿qué esperan para comprobarlo ustedes mismos?
Si les gustaría seguir profundizando en sus objetivos, aquello que los hace felices y aprender a planificarlos y conocer cómo tomar mejores decisiones para cumplir sus metas en el próximo año, los espero en mi curso de Planificá tu año.
