Ampliando este posteo de @luli-invierte

Las malas inversiones son fáciles de identificar: son aquellas que te hacen perder dinero o te dan una rentabilidad menor a la esperada. 

Es más fácil caer en una mala inversión si no contamos con información. Asimismo, podemos errar con mayor facilidad si nos dejamos llevar por el impulso. Tenemos que tener en cuenta que los asesores se pueden equivocar y hay que tener cuidado con eso. 

Sobre todo, porque estos trabajan en función de comisiones e incentivos (como cualquier vendedor) y estos programas muchas veces están “mal armados” por los bancos (como veremos más adelante).

Pero tranqui, aunque hay miles de razones que podrían explicar una mala inversión, hoy te voy a dar un ejemplo concreto propio con un producto enlatado de un banco. Lo que me interesa es que ese caso te ayude a tomar los recaudos necesarios  y, sobre todo, mejores decisiones.  

Eso sí, hay que tener en cuenta algo que es simple pero real: equivocarse nos enseña. De hecho, muchas de las malas inversiones que hice a lo largo de mi vida me ayudaron a decidir mejor.

4 Cosas que aprendí de una Mala Inversión   

1-  Los bancos no son especialistas en inversiones 

En 2017, tenia $5.000 dólares en la cuenta y llame al área de inversiones del banco. El asesor que me atendió me super recomendo un producto, un enlatado. Se trataba de un fondo para invertir en deuda pública y privada local en el corto y mediano plazo. 

En septiembre apliqué $5.000 dólares, un año y medio después obtuve $5.011. ¿Qué quiere decir esto? Que hice una inversión cuyo rendimiento fue del 0,22%, en 18 meses. No fue buena, claramente.

Los bancos no son entidades especializadas en inversiones. Seguramente, tienen muy claro cómo invertir su dinero y sacar rentabilidad de ello. Pero no son, tal vez, la mejor opción si quieres buscar asesoramiento sobre en qué invertir.

2-  Comisiones de los asesores

Esto también hay que decirlo. Cuando un asesor te vende algo, gana dinero por ello (comisiones). Esto lo lleva a ofrecer productos con alta comisión, pero que no necesariamente resultan lo mejor para el usuario. 

Por ello aquí la clave está en entender los incentivos de la persona a la que le pedimos consejo. Sí, ya sé, puede sonar confuso teniendo en cuenta que ya recurrimos a un asesor para eso. 

Pero no hay que dejarse llevar por el entusiasmo del asesor, sino escuchar con atención lo que recomienda y hacer la tarea en casa. Seguir investigando.

3-  Falta de información

Esto va de la mano con el punto anterior. Siempre, pero siempre, tenemos que hacer nuestra parte del trabajo. En otras palabras, hay que averiguar mucho de qué se trata la inversión que nos están recomendando.

Porque un error común al invertir es confiar ciegamente en un asesor o en un producto sin haber recabado la suficiente información. Esto también aplica a amigos y familiares y sus consejos sobre inversiones. Y a los míos! 

Sí, invertir puede ser aburrido, ya lo he dicho. Pero tenemos que saber bien en qué estamos invirtiendo y si se trata realmente de un buen negocio. 

4-  Esperar demasiado

Siempre digo que hay que pensar a largo plazo –dependiendo de tus necesidades y posibilidades– pero eso no quiere decir aferrarse a una inversión.

Supongamos que invertimos y después de cierto tiempo el dinero no aparece. En lugar de vender, sacar la plata de ahí e invertirla en otro lugar, decidimos mantenerla para ver si se recupera. Sin embargo, esta sigue bajando ¿por qué seguir insistiendo?

Podemos perder, vender y recuperar lo perdido poniendo el dinero en otro lugar. No necesariamente la recuperación tiene que ser en el mismo producto. 

Hay que pensar en estrategias como comprar y mantener, pero siempre hasta cierto punto. Esperar demasiado puede dar como resultado una mala inversión.

Ahora es tu turno: ¿qué aprendiste de tus malas inversiones?