¿Cuáles son los distintos tipos de gastos, cómo diferenciarlos y cómo reducirlos para poder ahorrar?

Gastos fijos y variables 

Lo primero que necesitamos saber sobre los gastos es que se dividen en dos grandes grupos: los fijos y los variables.

Los gastos fijos son aquellos que se mantienen en el tiempo y se repiten de forma periódica. Muchos de ellos pueden ser indispensables, como la obra social o la cuota del colegio; y otros pueden ser discrecionales, como las suscripciones a ciertos servicios. Seguramente han leído o escuchado decir que estos gastos no se pueden evitar o recortar; sin embargo, no es cierto que sea así. Solo es posible que no todos puedan reducirse o eliminarse y que cueste un poco más hacerlo, pero en este artículo les voy a dar unos tips. 

Los gastos variables, por otro lado, son aquellos que cambian mes a mes, también se dividen entre necesarios y discrecionales, y se caracterizan por ser dinámicos. Son estos gastos los primeros que debemos mirar a la hora de buscar achicar nuestros egresos para empezar a ahorrar, ya que son los más fácilmente disminuibles o eliminables. Los gastos variables no son una mala palabra, como a veces se cree y, de hecho, es preferible tener más gastos variables que pueden eliminarse, que más gastos fijos que no pueden reducirse de ningún modo.


Reducir los gastos que atentan contra la salud de tus finanzas te va a permitir comenzar a ahorrar para cumplir tus objetivos y sueños.

@LuliInvierte

Cómo reducir los gastos fijos

Como les contaba más arriba, los gastos fijos no necesariamente son imprescindibles y no pueden eliminarse. Muchas veces, tenemos gastos fijos que son realmente innecesarios y creemos que debemos mantenerlos igual. 

Ejemplos de gastos fijos necesarios y de subsistencia pueden ser la obra social, el colegio de los hijos o los elementos escolares, el alquiler, los servicios básicos como luz, agua y gas, etc… Además, debemos sumar esos que no estamos dispuestos a eliminar aunque no sean completamente necesarios, como las clases particulares de algún idioma, plan del celular, gimnasio si vamos periódicamente, terapia; para cada uno serán distintos. 

Los gastos fijos discrecionales, por otro lado, pueden ser servicios de streaming como Netflix, suscripción a tarjetas de descuento de algún diario, mantenimiento de tarjeta de crédito que usaste una vez en la vida, el gimnasio al que vas una vez por mes, hasta cuotas de la tarjeta de crédito de productos que compraste impulsivamente. 

Sabiendo esto, quizás la compra de esa TV nueva en 30 cuotas no sea una maravillosa idea como habías creído, o los tres servicios de streaming que usas dos veces por mes tampoco sean tan necesarios. 

Para reducir tus gastos fijos, primero debés anotar cada uno de ellos, saber cuáles son. Entender si aumentaron, si te están cobrando el importe correcto, si los utilizás, incluso si sabías que lo estabas pagando… Después, dividirlos entre necesarios y discrecionales. Y, por último, evaluar cuáles de esos prescindibles no son tan importantes y podrías dejar de consumir. 

Esto puede resultar un poco difícil si no estás acostumbrado a chequear los gastos que pagás todos los meses sin pensarlo, o los que tenés en débito automático de la tarjeta, por ejemplo, pero es un gran ejercicio para la salud de tus finanzas. 

Cómo reducir los gastos variables

Acá tenemos una ventaja, los gastos variables son mucho más fáciles de reducir o eliminar. Lo que vamos a tener que hacer es, al igual que los gastos fijos, anotar todos y cada uno, entenderlos, dividirlos por necesarios y discrecionales, y evaluar cuáles de estos últimos podrían recortarse. 

Gastos necesarios

Hay algunos gastos variables que tampoco son tan sencillos de recortar así porque sí. Por ejemplo, la compra del supermercado; es un gasto variable, porque no siempre es el mismo monto, pero siempre está porque es necesario. 

Es muy fácil que un gasto variable necesario como este se cargue de productos prescindibles. Planificar la compra del supermercado, las comidas del mes y anotar todos los productos que necesitás por cantidad es un gran tip a tener en cuenta que te evitará comprar por comprar, gastar de más y encima olvidarte de la mitad de las cosas realmente necesarias. 

Buscar ofertas o ir al supermercado o almacén los días en los que hay descuentos con tarjeta es una buena forma de optimizar las compras. ¡Pero ojo! Recuerden comprar inteligentemente, aunque un producto esté de 2×1, si no lo necesitamos ni planificamos no estamos ahorrando al comprarlo, estamos gastando de más.

– Gastos que nos dan felicidad

Hay algunos gastos variables no necesarios que todos tenemos y no queremos dejarlos: nos dan felicidad. En esta categoría van a aparecer las cosas más variables.

Un tip para reducir este tipo de gastos variables es entender qué nos hace felices realmente y qué hacemos para llamar la atención de los demás o por gustos de otros. 

Cuando entendamos los gastos que nos dan verdadera felicidad, puede ser un café todas las mañanas, podemos destinar una parte de nuestro presupuesto a ellos y respetarlo. Así entrarán dentro de nuestro orden. 

Gastos hormiga superfluos

En esta categoría entran los gastos que hacemos pensando que son pequeños y “no pasa nada”, esos gastos rápidos que pasan desapercibidos. Pasar todos los días por el kiosco a comprar una botella de agua, dar dinero sin control a nuestros hijos para que lleven al colegio, comprar cigarrillos, etc.  

Estos gastos son los primeros que hay que identificar para luego modificar. Anotar uno por uno de los que hagas el primer mes de orden es una buena forma de llevar un control. Luego, lo ideal es hacer un presupuesto para cada categoría, teniendo en cuenta nuestras posibilidades y objetivos, y respetarlo.

Objetivos

Los objetivos de ahorro que te propongas van a ser los que hagan que todo el orden de tus finanzas y trabajo por reducir tus gastos tenga sentido. Puede ser difícil al principio, pero muy necesario para llegar a la meta.

Si quieren seguir profundizando en esto, los espero en mi curso de Finanzas Personales

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Luli invierte